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lunes, 27 de febrero de 2012

De reformas, desinformaciones y trabajo...

         Recuerdo la reforma del 2006. Toda la investigación que rodeó al cambio de los planes y programas y cómo se le vinculaba al sistema de tutorías aplicadas por el sistema educativo de Cuba, empleado con adaptaciones en España y Argentina. Recuerdo haber leído las bases del sistema que se nos planteaba, donde los grupos reducidos facilitaban la posibilidad de personalizar la enseñanza. En ese entonces, tuve la oportunidad trabajar paralelamente con el plan 1993 y con el 2006. Salta a mi memoria la confusión que muchos de los recién egresados sentíamos cuando en el 2007 nos pusimos frente a grupo a trabajar un plan con el que no estábamos familiarizados y que claramente no estaban diseñados para los 40 ó 45 estudiantes que teníamos en cada aula. Sin embargo, con el paso de los años, los cursos, la búsqueda personal de técnicas, el trabajo colegiado, fuimos comprendiendo cómo manejar y adecuar el programa. Ya en el 2004, las maestras de preescolar había hecho lo mismo con la que fue la modificación escalonada de nuestro sistema de enseñanza.
          Para entonces, se nos pedía aplicar las TIC o tecnologías de la información, el uso de las redes escolares y los programas de software educativo, aún cuando muchos de nosotros "ensayábamos" nuestros materiales didácticos en la normal con proyector de acetatos y rotafolios, que eran los materiales más comunes (y siguen siendo) en las escuelas públicas. En los más recientes cursos básicos de formación continua, que se nos impartieron en agosto de 2011, nos encontramos con una sorpresa ya anunciada. A pesar de que la Reforma Integral a la Educación Básica, que finalizaba con el cambio de programas en la enseñanza primaria no había podido ser evaluada, es decir NO HABÍA EGRESADO UNA SOLA GENERACIÓN que llevara la reforma completa de preescolar a secundaria, teníamos la "Reforma 2011" encima. En agosto, se nos hablo de la implementación de las HDT (o Habilidades Digitales para Todos) como parte del proceso de mejora de la enseñanza, pero no nos dieron capacitación ni anticipo de las modificaciones que sufrirían nuestras asignaturas. Los libros repartidos a nuestros alumnos, seguían el modelo del plan 2006. 
           A partir del tercer bimestre, se nos pidió abandonar, ya de manera obligatoria, nuestras planeaciones y rehacerlas tomando como base el modelo marcado por la RIEB 2011. Nunca nos llegó nuevo material ni se nos dotó de herramientas para implementar las HDT como el nuevo programa exige.  Esto seguramente no sorprendió a nadie debido a que ese tipo de movimientos de último momento son el pan de cada día en dependencia para la que trabajamos.
          Sin duda, estos cambios bruscos, aplicados de buenas a primeras  y aunados con otros factores, traen como consecuencia los resultados educativos antes mencionados. Por ejemplo, el gasto promedio por estudiante en nuestro país es de $1,602 dolares por alumno, una tercera parte del promedio de inversión de los países miembros de la OCDE y muy por debajo de los $9,490 o de los $8,918 que invierten E.U y Finlandia, respectivamente (1). 
           Sin embargo, a pesar de la falta de recursos, de las escuelas públicas, de la ausencia de material didáctico y la disparidad entre el número de alumnos que manejamos, sus conocimientos previos y su acceso a fuentes de información, existen pruebas sobradas de que un buen desempeño docente ayuda. Como muestra, menciono el caso de la escuela donde laboro. Los alumnos de este plantel, perteneciente a una comunidad alejada, con un alto grado de marginación, carecen de Internet y computadoras en la escuela. La biblioteca escolar es muy pequeña y los alumnos, en su mayoría bilingües (hablan español y maya, ambos con fluidez) tienen reducidas oportunidades de acceso a información. Sin embargo, esta pequeña comunidad escolar obtuvo puntajes sobresalientes en la última prueba de ENLACE, muy por encima del promedio nacional. El mérito es tanto de los alumnos como de los maestros que en ese momento les impartían clase.
          Todos los días, mis compañeros de trabajo y yo tratamos de encontrar nuevas maneras de enlazar las competencias que marca el programa con una planeación adecuada para nuestros alumnos. Una muestra es el trabajo realzado con la escritura de cartas formales, donde, además del tema, se tuvo que recurrir al préstamos de computadoras portátile. Una la aportó su servidora, docente de Español del grupo, se segunda, un alumno, que recibió la suya como premio por haber ocupado el primer lugar estatal en Matemáticas el curso anterior, en 6° grado de primaria y la tercera, la dio en préstamo para la clase un padre de familia. Para hacer la actividad se tuvo que enseñar a los alumnos también el uso del procesador de textos. Una muestra se presenta en las fotos, sólo para recordar que la educación, la verdaderas enseñanza, no depende de nuestra Secretaría ni de los sindicatos, ni de los medios, sino de nosotros, los trabajadores de la educación.



(1) OCDE Panorama de la educación, 2007

Mi escuela rural






Mi escuela pública

Mucho se ha dicho en los últimos años respecto a la educación en nuestro país. Lo cierto es que nuestros resultados en pruebas estandarizadas como PISA, aplicada por la OCDE y ENLACE,que se aplica en nuestro sistema educativo a nivel nacional, muestran que la educación que se imparte no las escuelas no surte el efecto deseado. Como docente, he leído en múltiples ocasiones datos nacionales e internacionales que hablan de sueldos, de eficiencia terminal, gasto por estudiante, permanencia, número de horas de clase... Múltiples cuestiones que afectan el desempeño de nuestros estudiantes y su aprendizaje y que los maestros no podemos controlar.   
A lo largo de la última década, la Secretaría de Educación Pública de nuestro país ha implementado cambios tanto en los programas de educación básica como en los indicadores de evaluación para la enseñanza elemental, sin embargo, las mejoras realizadas han logrado avances mínimos en los resultados obtenidos durante este período. Debido a que tanto el gasto por estudiante como el gasto para materiales educativos de vanguardia se encuentran por debajo de la media con respecto a los países que conforman la OCDE, los recursos disponibles en las escuelas públicas para introducir innovaciones que permitan mejorar los resultados académicos son prácticamente nulos.
Socialmente, la culpa de los malos resultados académicos recae en nosotros, los docentes, a pesar de  que muchos no devengamos grandes sueldos y nos esforzamos todos los días en trabajar en condiciones precarias. Las políticas educativas, tristemente se hacen al vapor y sin esperar a ver los resultados de las reformas anteriores. Es por esto que considero necesario mostrar, aunque sea para nosotros, los profesores de escuelas públicas, que nuestro trabajo rinde frutos. En este espacio, espero poder mostrar algo de la realidad de las escuelas públicas en las que laboramos, cómo trabajamos y que hacemos en ellas, para dar un ejemplo positivo de nuestro trabajo.